Ética y gobierno corporativo, el SIDA en África

Y es aquí donde empieza realmente la chiledulcemantequez de este su queridísimo blog, esto es algo que escribí en el lejanísimo agosto 2017 (digo lejano porque sin haberlo leído es probable que si lo escribiera ahora tendría muchos puntos de vista diferente), y lo transcribo aquí sin modificarlo respecto a esa fecha, va.

Descripción:

GlaxoSmithKline, Bristol–Myers Squibb y el SIDA en África
En 2004, la ONU estimó que en 2003, 5 millones de personas contrajeron el virus del SIDA, 3 millones habían muerto y 40 millones vivían con la infección. 70% vivían en el Sub-Sahara, en África, que consiste en 48 países y 643 millones de habitantes.

Para toda la región del Sub-Sahara, el nivel promedio de infección entre adultos era del 8.8%; La vida familiar estaba destruida por las muertes de miles de parejas que dejaron en la orfandad a más de 11 millones de niños. El crimen y la violencia iban en aumento, la agricultura declinaba, la productividad había bajado 50% en algunas naciones, y todas las economías nacionales involucradas estaban a punto del colapso.

Las naciones africanas necesitaban tanto antibióticos como antirretrovirales VIH capaces de prolongar la vida de las personas contagiadas. Esta gente no podía pagar los precios que cobraban las farmacéuticas; La crisis significó un problema moral para las farmacéuticas: ¿Cómo debían responder a las necesidades de esa región? Estos problemas eran urgentes para las compañías que tenían las patentes de varios antirretrovirales del SIDA, como GlaxoSmithKline y Bristol-Mayers Squibb.

GlaxoSmithKline, una compañía con ingresos en 2003 de $38,200 millones y ganancias de $8,000 millones, tenía las patentes de 5 antirretrovirales que había desarrollado. Bristol-Myers Squibb, en 2003 reportó ganancias de $3,100 millones sobre ingresos de $20,800 millones y había desarrollado 2 antirretrovirales, de los que tenía las patentes.

En 1987, Burroughs Welcome (parte de GlaxoSmithKline) desarrolló un antirretroviral, cuando fijó su precio en $10,000 por el suministro de un año, se le acusó de abultar el precio y la forzaron a reducirlo en 20%. Después, en 1991, Bristol-Meyers Squibb desarrolló una nueva clase de antirretroviral. Para 1995, Roche desarrolló una tercera clase de antirretroviral, y el año siguiente Roxane Laboratories anunció otra nueva clase de antirretroviral. Para mediados de los 90, las farmacéuticas habían desarrollado 4 clases diferentes de antirretrovirales.

En 1996, se descubrió que al tomar una combinación de 3 de las 4 clases de antirretrovirales es posible matar virtualmente todo el virus VIH, permitiendo que el sistema inmunológico se recupere y que la enfermedad entre en estado de remisión. Con un costo de más de $20,000 al año y un consumo de por vida, el tratamiento permitía tener una vida normal. Para 1998, se desarrollaron 12 antirretrovirales que se podían combinar para poner la enfermedad en remisión.

Los regímenes de combinaciones eran complicados y tenían que ser exactos, había que tomar varias píldoras, todos los días, o el tratamiento no funcionaría y el virus podría volverse resistente. Si el paciente contagiaba a otros, surgiría una versión de la enfermedad resistente a los fármacos. Para asegurar que los pacientes fueran cuidadosos, los doctores supervisaban a sus pacientes y se aseguraban de que tomaran los medicamentos a tiempo. Según datos de la ONU, para 2000, había alrededor de 5 millones de personas recién infectadas para un total de 34,300,000 en todo el mundo.

El precio de la combinación del tratamiento limitó el uso de estos a EU y otras naciones desarrolladas. Los ingresos en el Sub-Sahara eran demasiado bajos para adquirir el tratamiento. Pero los países del Sub-Sahara eran los que necesitaban este tratamiento con mayor desesperación.

Numerosas organizaciones mundiales instaron a los laboratorios a bajar sus precios a niveles que los pacientes pobres de países en desarrollo pudieran pagar. Para 2001, un tratamiento que combinaba 3 antirretrovirales costaba $10,000 al año. Aunque las fórmulas para estos fármacos con frecuencia son sencillas de obtener, los países pobres no tenían la capacidad de fabricarlos, mientras que en casi todas las naciones con la capacidad para ello, las farmacéuticas habían obtenido patentes que les daban la exclusividad de fabricación.

antirretrovirales costaba $10,000 al año. Aunque las fórmulas para estos fármacos con frecuencia son sencillas de obtener, los países pobres no tenían la capacidad de fabricarlos, mientras que en casi todas las naciones con la capacidad para ello, las farmacéuticas habían obtenido patentes que les daban la exclusividad de fabricación.

La organización Médicos Sin Fronteras, afirmó que aunque los programas de prevención eran importantes, cientos de miles de vidas podrían salvarse si los laboratorios bajaban los precios.

Otros críticos afirmaban que las estimaciones de costos del desarrollo de nuevos medicamentos estaban infladas y que estas suponían que un medicamento se desarrollaba desde cero, cuando la mayor parte de los nuevos fármacos se basaban en investigaciones para otros medicamentos que ya estaban en el mercado. También ponían en duda el que las compañías dejarían de invertir en nuevos productos si bajaban el precio de los medicamentos contra el SIDA.

Desde 1988 la tasa de recuperación promedio del capital de las compañías farmacéuticas llegó a un inusitado 30% anual. Public Citizen, en 2002 dejó constancia de que las 10 farmacéuticas más grandes tuvieron ganancias de $35,900 millones en 2002. Estas cifras, aseguran los críticos, muestran que estaba dentro de la capacidad de las farmacéuticas bajar los precios de los medicamentos para combatir el SIDA en los países en desarrollo, aun cuando una pequeña porción de ellos terminara como contrabando en EU.

Sin embargo, GlaxoSmithKlein, Bristol-Myers Squibb y las otras farmacéuticas sostuvieron su posición. Durante toda la década de 1990, habían presionado para asegurar que los gobiernos del mundo aprobaran una legislación que protegía sus derechos de propiedad sobre los medicamentos que habían creado. Antes de 1997, algunos países, concedían a las compañías farmacéuticas el derecho para evitar que alguien más elaborara los medicamentos recién desarrollados por un periodo de 15 a 20 años; otros países otorgaban menos años de protección, y muchos países en desarrollo no ofrecían ningún tipo de protección. Algunos países, como India, ofrecían patentes que protegen el proceso de desarrollo de un medicamento, pero permiten que otros utilicen la misma fórmula si son capaces de diseñar otro proceso para desarrollarla.

Con el argumento de que la investigación y el desarrollo se detendrían si los medicamentos no se protegen con patentes, GlaxoSmithKlein, Bristol-Myers Squibb y otras farmacéuticas hicieron cabildeos en la Organización Mundial de Comercio para que solicitara a los Estados miembros que brindaran protección uniforme sobre la propiedad intelectual. Presionada por los gobiernos de las farmacéuticas (en especial EU), la OMC en 1997 adoptó un acuerdo conocido como TRIPS (Trade-Related aspects of Intellectual Property rights).

Bajo este acuerdo, se solicitaba a los miembros de la OMC conceder a los dueños de patentes derechos exclusivos para producir y vender sus invenciones durante 20 años en sus países. Los países en desarrollo (como India y las naciones del Sub-Sahara) tenían hasta el 2006 para implementar el acuerdo TRIPS. Además, en una “emergencia nacional”, los países en desarrollo de la OMC podían usar una “licencia compulsiva” para forzar a las compañías que poseían una patente a otorgar una licencia a otra compañía en el mismo país en desarrollo para copiarla.

En una emergencia nacional, los países de la OMC podían importar medicamentos de compañías extranjeras, aunque el dueño de la patente no hubiera concedido licencia a esas compañías extranjeras. El nuevo acuerdo TRIPS ponía restricciones a los países en vías de desarrollo cuyas leyes anteriores permitían copiar esos inventos de manera gratuita. Las farmacéuticas no estaban dispuestas en 2000 a renunciar a tan difícil victoria de 1997 en la OMC.

La ONU lanzó en 2000 el “Programa de acceso acelerado”, en el que se animaba a las farmacéuticas a ofrecer a las naciones pobres descuento en las medicinas para combatir el SIDA, pero los precios que estaban dispuestas a ofrecer aún eran inaccesibles en las naciones del Sub-Sahara.

Todo cambió en febrero de 2001 cuando Cipla, una farmacéutica de India, anunció que había copiado 3 de los medicamentos patentados (de Bristol-Myers Squibb, GlaxoSmithKlein y Boehringer Ingelheim) y los unió en una terapia de combinación antirretroviral. Cipla dijo que fabricaría y vendería el suministro de un año en $350 a la organización Médicos Sin Fronteras. Esto era cerca del 3% del precio que las compañías que tenían las patentes sobre los medicamentos cobraban por ellos.

GlaxoSmithKlein y Bristol-Myers Squibb objetaron que Cipla estaba robando su propiedad ya que había copiado los fármacos de los que todavía tenían las patentes. Cipla respondió que sus actividades eran legales, ya que el acuerdo TRIPS no tendría efecto en India sino hasta 2006, y la ley de patentes en ese país permitía elaborar los medicamentos mientras se usara un nuevo “proceso”. Aseguró Cipla, que como el SIDA era una emergencia nacional en muchos países, el acuerdo TRIPS permitía importar los medicamentos para combatir el SIDA.

En agosto de 2001, Ranbaxy, otra compañía de India, anunció que comenzaría a vender una copia de la misma combinación de los antirretrovirales de Cipla a un precio de $295 por el suministro de un año. Después, en abril de 2002, Aurobindo, también en India, anunció que vendería la combinación en $209. Para marzo de 2003, Hetero, otra compañía de India, lanzó la misma combinación de medicamentos en $201. Para 2004, las compañías farmacéuticas de ese país producían versiones de los 4 medicamentos de las combinaciones recomendadas por la OMC para el tratamiento del SIDA. Las 4 combinaciones contenían copias de medicamentos patentados por GlaxoSmithKlein y dos de las combinaciones contenían copias de los fármacos de Bristol-Myers Squibb.

El director general de GlaxoSmithKlein calificó a las compañías de India como “piratas” y aseguró que lo que hacían era un robo aunque no hubieran violado las leyes. Presionadas por los precios de descuento de las compañías en India, GlaxoSmithKlein y Bristol-Myers Squibb hicieron otro descuento en sus medicamentos. Aun así, no bajaron sus precios a los niveles de las compañías de India; sus precios más bajos en 2001 fueron de $931 por el suministro de un año de medicamentos que Cipla vendía a $350. En 2002 y 2003, las compañías hicieron nuevos descuentos hasta llegar a un precio de $727.

Suazilandia anunció en 2003 que el 38.6% de sus adultos estaban infectados con el VIH. La ONU estimó que cada día 14,000 personas se infectaban con el virus. La OMS anunció que sólo 300,000 personas en los países en desarrollo recibían el antirretroviral, y que de los 4.1 millones de personas infectadas en el Sub-Sahara sólo 50,000 tenían acceso al tratamiento. La OMS anunció en 2003 que intentaría recolectar de los gobiernos los fondos necesarios para poner los antirretrovirales al alcance de por lo menos 3 millones de personas para fines de 2005.


Análisis:

Si nos situamos en el 2004, tenemos que aproximadamente 28 millones de personas tenían el virus del VIH en los países subsaharianos, y en esa región en ese entonces la población era aproximadamente de 643 millones de habitantes, esto es 4% de toda la población subsahariana estaba infectada, aunque claro, había países donde la tasa de infección era de 10 o hasta 20% de la población.

El VIH es un virus que destruye el sistema inmunológico, si este no funciona, el cuerpo es incapaz de luchar contra las enfermedades que lo ataquen, como infecciones mortales y cánceres. El virus, que en ocasiones tarda hasta 10 años en atacar el sistema inmunológico, se transmite por intercambio de fluidos corporales, como la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna.

Los principales modos de infección son a través de sexo sin protección, las drogas que se aplican por vía intravenosa y el alumbramiento. El SIDA es la última fase de la infección por el VIH. La persona afectada de SIDA muere porque su organismo ya no es capaz de combatir otras enfermedades. Entonces, tenemos que con excepción de los casos en los que los bebés se infectan en el momento del nacimiento, o alguna negligencia médica con equipo infectado, las infecciones se dan por acciones que uno mismo decide hacer, como es el sexo sin protección y la aplicación de drogas intravenosas.

No podemos, ni debemos, dejar de señalar a 3 actores de este problema en las que no se enfoca mucho la lectura hasta ahora; las mismas personas infectadas, los gobiernos de los países con mayor número de infectados y la Organización Mundial de la Salud. Las personas adultas, siempre y cuando esté dentro de sus capacidades, tienen el deber de cuidar su salud, son los primeros interesados en que esta se mantenga en buenas condiciones y son los principales responsables de sus acciones. Se puede liberar un poco de la responsabilidad a las personas si ponemos como argumento que era un nuevo tipo de enfermedad y que no se conocía a ciencia cierta cómo se daban las infecciones, en ese caso, vayamos al siguiente eslabón en la cadena de responsabilidades.

El gobierno de los países involucrados en esta crisis también debe ser señalado, su tarea es salvaguardar el bienestar de la población que gobiernan, y en este caso pareciera que no hicieron lo indicado, no alertaron a la población, no tuvieron campañas de prevención, simplemente no informaron de la situación en la que estaba cada país y las medidas que se debían tomar, o si hicieron todo esto, no lo hicieron de forma adecuada, pareciera que actuaron como una empresa sin gobierno corporativo, haciendo las cosas sin orden, sin un plan y sin ver a futuro, estos gobernantes también deben ser señalados como responsables de la crisis.

Otro responsable de esta crisis es sin duda la Organización Mundial de la Salud, cuya dice ser: Nuestro objetivo es construir un futuro mejor y más saludable para las personas de todo el mundo. A través de las oficinas que la OMS tiene en más de 150 países, nuestro personal trabaja junto con los gobiernos y otros asociados para que todas las personas gocen del grado máximo de salud que se pueda lograr.

No parece que ante una crisis que involucra a tantos millones de personas, la OMS esté haciendo su trabajo correctamente, se puede alegar que las personas, el individuo común no tiene la información adecuada para saber cómo comportarse ante esta enfermedad.

Se puede decir que el gobierno no tenía los recursos suficientes o incluso el conocimiento para alertar a las personas y prevenir de la posible crisis, después de todo, un gobierno debe ver por muchas de las necesidades del pueblo y no puede enfocar todos sus recursos y esfuerzos en un solo tema, la salud. Pero la OMS está hecha específicamente para estos casos, y me parece muy injusto que una vez que falló solo pida a las farmacéuticas que bajen los precios para que la gente de los países subsaharianos puedan ser tratados, ¿Dónde estaba la OMS cuando las infecciones empezaron a crecer? porque 28 millones de infecciones no se dan de un día para otro.

Tanto la sociedad como los gobiernos y la OMS no solo debieron, sino que deben seguir alertando a la población de los riesgos de salud que conlleva el sexo sin protección y la administración de drogas intravenosas. Estas 3 entidades no solo tienen responsabilidad de que la crisis haya crecido, sino que también tienen responsabilidad de que esta siga, se tiene que tener en vista siempre los niveles de infección y seguir, seguir y seguir con las campañas de prevención, es una propuesta de solución a futuro, pero solución al fin.

Además, gobiernos y organizaciones sin fines de lucro (OMS por ejemplo) debe cabildear en los organismos internacionales la ayuda que haga falta, ya sea presionando para la reducción de precios en los medicamentos o con cualquier ayuda que pueda hacer falta, ya sea equipo médico, campañas de información o hasta donaciones y así no dejarle toda la responsabilidad moral a los mercados.

No podemos señalar del todo a las farmacéuticas de ser las culpables de la situación, todas o la mayoría de las empresas farmacéuticas se crean con fines capitalistas, con el fin de generar beneficios económicos para sus socios y ofrecer empleos, por ejemplo, los valores de GlaxoSmithKline, son transparencia, respeto, integridad y atención en el paciente, indican que hacen lo que hacen para ayudar a la gente a hacer más, sentirse mejor y vivir más.

En este caso, GlaxoSmithKline sí está contradiciéndose al tener ese tipo de valores, pero no ejecutarlos al reducir sus precios, más que culparlos por no seguir sus valores, creo que se le podría acusar de no tener unos valores que vayan realmente de acuerdo a la compañía, lo vimos en varios documentos de la primera semana de este curso, tanto los códigos de ética como la misión y visión de una empresa deben ser un reflejo de lo que actualmente es la empresa, y no solo querer imponer ciertos valores para que la empresa se vea mejor desde afuera, esto último es el caso de GlaxoSmithKline.

Por otro lado, tenemos que bajo el título de «Responsabilidad», Bristol-Myers Squibb establece que: estamos firmemente centrados en nuestra misión de descubrir, desarrollar y proporcionar medicamentos innovadores que ayuden a los pacientes a sobreponerse de enfermedades graves. Además, nos mantenemos firmes en nuestro compromiso con la sustentabilidad económica, social y ambiental. La integridad es la base de todo lo que hacemos. Como líderes en la industria BioFarma, aceptamos nuestras responsabilidades con seriedad y siempre tratamos de hacer lo correcto para el beneficio de nuestros pacientes en todo el mundo, nuestra empresa, nuestros empleados, nuestros accionistas y nuestras comunidades.

Aquí al menos mencionan que buscan el beneficio de la empresa y accionistas entre otros, ya con esto dan a entender que por supuesto que ven la elaboración de fármacos como un negocio y no solo como un movimiento social en pos del bienestar mundial.

Las compañías farmacéuticas indias, en especial Cipla, cuya misión indica ser una compañía global líder en el cuidado de la salud que usa las tecnologías e innovación para cumplir con las necesidades diarias de todos los pacientes.

Es un poco genérica, pero al menos en cuanto al caso que analizamos, sí cumple esa misión, pues se mostró como una empresa de alcance global que ve por las necesidades de los pacientes bajando el precio de los antirretrovirales en más de un 95% ($10,000 por las farmacéuticas occidentales, $350 por Cipla), cuando perfectamente podría haber fijado un precio de $5,000 y seguiría siendo la opción más económica de ese mercado, antepuso en gran medida sus intereses éticos a los intereses comerciales.

En el caso de las farmacéuticas (tanto las occidentales como las indias) prevaleció la idea que vimos en la semana 3 de este curso, del escocés Adam Smith en su libro La riqueza de las naciones, donde plantea el concepto de la «mano invisible» para la nivelación de los precios en el mercado, pues los Estados no intervinieron en la oferta de Cipla y de las demás empresas farmacéuticas para bajar drásticamente los precios de los antirretrovirales, y lo mejor de todo, sin que se rompiera ninguna ley internacional.

Bajo este tenor, el siguiente movimiento lógico para el mercado es que las farmacéuticas occidentales vean la forma de bajar sus precios, posiblemente con laboratorios en los mismos países con la crisis, lo que sería ocasionaría una reducción considerable en los precios al tener mano de obra más barata, renta más barata, eliminar los costos de transportación e incluso podrían tener incentivos fiscales de los gobiernos, pues estos últimos son de los más interesados en que el problema se solucione.


Dilema ético:

Veamos los distintos dilemas éticos que representa este problema divido según los actores que deben tomar decisiones una vez que la crisis estaba en el estado que analizamos:

Las farmacéuticas con las patentes de los antirretrovirales

Regalar los fármacos
-¿Por qué sí?
Por el tamaño de la crisis humanitaria, el no ayudar a esos países significaría que la crisis se podría extender aun más, convirtiéndose no solo en un problema de salud sino en uno social y político, pues habría migraciones masivas, desempleo, carencia, refugiados, etc.
-¿Por qué no?
No veo porque personas pobres infectadas a miles de kilómetros de distancia merecerían más los medicamentos gratis que personas pobres infectadas que vivan en el mismo país, estado, región o ciudad que la farmacéutica que desarrolló e investigó por los medicamentos.

Rebajar los precios a niveles asequibles para la gente de países subsaharianos
-¿Por qué sí?
Si se consideran sus márgenes de ganancia, estos son bastante buenos comparados con otras empresas incluso de otras industrias, entonces, como vimos en la materia de economía empresarial, fácilmente podrían adoptar una política de discriminación de precios para poder dar más baratas las medicinas con el fin de que compren las personas que ni en sueños podrían comprarlas a su precio regular.
-¿Por qué no?
De nuevo, se podría discutir porque no bajar los precios también en el país sede de la farmacéutica, después de todo hay cierta responsabilidad moral con el lugar donde te desarrollas, además de que una reducción en los precios podría mermar las ganancias y podría significar despidos o reducción en los beneficios de los empleados. Una opción sería establecer el precio de acuerdo al nivel de adquisición de cada país, pero esto haría que en algunos países con mayor nivel de adquisición, el precio de hecho subiría.

Las farmacéuticas indias que copiaron la fórmula:

Copiar las fórmulas de los medicamentos
-¿Por qué sí?
La crisis en los países subsaharianos lo ameritaba, no sé pueden anteponer los reglamentos y leyes comerciales por sobre los intereses que tenemos como humanidad, además de esto, simple y llanamente, no rompieron ninguna ley, tal vez se ayudaron de alguna laguna legal, pero al final de cuentas no rompieron ninguna ley.
-¿Por qué no?
como vimos en la materia de derecho corporativo, la industria farmacéutica conlleva un esfuerzo de muchos años y gastos en investigación y desarrollo, las personas involucradas en estos proyectos involucran fortísimas cantidades de inversión en personal, equipo de laboratorio e instalaciones, sin los derechos de propiedad intelectual o el respeto a ellos que permita excluir a los competidores de la realización del medicamento protegido, la empresa farmacéutica que crea ese nuevo compuesto no tendría incentivo para invertir el tiempo y los esfuerzos para crear dichos medicamentos, las empresas tendrían que hacer frente a perdidas resultantes del «oportunismo» de sus competidores, esto generaría una reducción en la investigación para nuevos medicamentos y literalmente tendríamos un mundo menos saludable de lo que es.


Propuesta de solución:

No hay una única solución para este caso, pero en todas las soluciones se debería involucrar a la mayor cantidad de entidades posibles, esto es, individuos, sociedad, gobiernos, empresas y asociaciones civiles sin fines de lucro.

Las farmacéuticas deberían explotar a su favor y de forma no económica esta crisis, esto lo podrían hacer con donativos de medicamento que sean deducibles de impuestos, con esto pueden incrementar su beneficio económico, pero sobre todo podrían tener mucha publicidad favorable al figurarse como benefactores de los necesitados, mostrándose como una empresa socialmente responsable, esta buena publicidad los puede posicionar aun mejor en el mercado tanto local como internacional. Como opción, estos donativos se tendrían que repartir por el gobierno o por la OMS tras un estudio, dependiendo del mayor beneficio a futuro, esto es, darle los medicamentos a las personas que en su futuro representen el mayor beneficio para el país

Creando mesas de trabajo que combinen a los gobiernos de los países afectados y representantes de las farmacéuticas y de organismos sin fines de lucro (OMS o Médicos Sin Fronteras) se podrían generar o asignar áreas de influencia a las farmacéuticas, esto sería que el gobierno se encargue de asegurar que en sus países se vendan solo medicamento de las farmacéuticas que así lo acuerden a un precio más accesible, con esto se tendría un duopolio gobierno-farmacéutica por país, esto con el fin de conseguir un mejor precio, en caso de que sea un precio mayor al que ya se tiene, no tiene sentido establecer este duopolio de empresa con gobierno.

Como lo expuse en la sección de análisis, es trabajo de las farmacéuticas analizar si el mercado es bueno como para establecer laboratorios que fabriquen el medicamento en las regiones de los países que están más necesitados de estos, esto reduciría el costo del medicamento, pues se reducen costos de transporte, la mano de obra es más barata e incluso el gobierno puede optar por dar beneficios fiscales con el fin de que se establezcan en sus países dichos laboratorios, esto además, llevaría empleos a esos países, lo que en teoría mejoraría la calidad de vida de la población.


Conclusión:

Vivimos en un mundo capitalista, así lo hemos decidido desde hace algún tiempo, y no podemos esperar que las cosas cambien de la noche a la mañana. Las empresas farmacéuticas se crearon en gran medida para generar beneficios económicos, y harán lo que puedan para maximizar esos beneficios, es responsabilidad del gobierno y de la sociedad establecer reglas para que se antepongan los intereses de la humanidad en general antes que el dinero, reglas en las que todos estemos de acuerdo y todos nos veamos beneficiados, no se trata de capitalismo o socialismo, se trata de seguir adelante con lo mejor de cada modelo. Este caso analizado es el típico caso de los intereses económicos contra los intereses humanitarios, no hay una forma de resolverlo, es solo entre la cooperación de ambas visiones, porque cada una es dependiente de la otra.


Bibliografía:

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-Cipla. Recuperado el 11 de agosto de 2017 de http://www.cipla.com/en/
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